Un buen regador, debe saber el momento exacto de cerrar las compuertas, para que el agua llegue al final del campo sin tener aguas sobrantes, pues, aunque eso pueda pasar en algunos casos, existe la prohibición de desaguar en la red de drenaje. Además, tener experiencia en la domesticación y control de agua permitía evitar incidentes como sorregar, es decir, inundar campos vecinos o un camino en perjuicio de otros regantes o peatones. Esta última cuestión ha sido un problema desde los tiempo medievales, y cada una de las reglamentaciones de las comunidades de regantes de la huerta, se ha encargado de sancionar estos tipo de incidentes.
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