LA HUERTA CUANDO NO ERA HUERTA

LOS IBEROS Y EL TOS PELAT

Las antiguas poblaciones del Bronce que ocupaban distintos sitios en los bordes de la llanura aluvial valenciana, con el paso del tiempo acabarán convirtiéndose en la cultura íbera.  De la misma manera que en la etapa anterior, los iberos controlaron esta llanura cuaternaria hasta la misma linea del cordón litoral. Entre estas albuferas y espacios pantanosos, se instalaron, en los primeros contrafuertes montañeros de la comarca. Así, en el siglo VI aC. fundan el Tos Pelat de Moncada.

En este lugar, a 92 metros sobre el nivel del mar y a 9.000 metros de la mar, construyen un oppidum o ciudad de casi tres hectáreas. Ciudad que fue el primer asentamiento netamente urbano de la comarca, muy anterior a la colonia romana de Valentia. Estuvo habitado durante más de 250 años. De este momento, conocido como el Ibérico Antiguo y Pleno, casi no sabemos nada de como fue el poblamiento de la comarca. Destaca, sin embargo, el desaparecido poblado de Despeñaperros, en Paterna (curiosamente muy próximo al azud de la Real Acequia de Moncada); también hay que hablar de un interesante fondeador o pequeño puerto comercial frent a la desembocadura del Carraixet. En el momento que se abandona el Tos Pelat a medios del siglo IV aC. la fisonomía de la comarca podría haber empezado a cambiar y, incluso, ser la causa de su abandono. Significativamente, al norte de la futura Valentia, en una zona libre de inundaciones, hay indicios de una nueva ocupación ibera que empieza en el siglo IV y perdura durante el III e II aC. Es decir, anterior a la llegada de los romanos, aunque este aspecto aún está en fase de investigación. También se observa la aparición de otros asentamientos en lomas más próximas al mar y junto al barranco de Carraixet. Son una espècie de masías que explotan el territorio, los ejemplos más claros son las Paretetes de los Moros (Moncada) y la Huerta Vieja de Bétera. Serán los precedentes de la ocupación del territorio en época romana.

En un primer momento los iberos de la comarca se aprovecharan de su situación geográfica, su proximidad al mar y, bien través de los caminos de tierra o de los caminos de agua, participan de los flujos comerciales que transitaran por el golfo de Valencia, perfectamente controlado desde el Tos Pelat. Es también con los iberos cuando se articula el territorio comarcal de este a oeste y de norte a sur, con caminos y carreteras que han quedado fosilizados y que están aún en vías de estudio. En los últimos años se han encontrado caminos de carros de época ibera que son inéditos, especialmente al norte de la ciudad de Valencia.
La proximidad de los asentamientos iberos a las fuentes y cursos fluviales es una realidad muy patente, igual que en otras civilizaciones o culturas. Y, aunque en estos momentos, no tenemos muchas evidencias de instalaciones o construcciones iberas de carácter hidráulico,  no sería extraño que los iberos de época plena y final hubieran practicado una agricultura de regadío, ya que se daban las condiciones necesarias por hacerlo. Pero de esto a decir que los primeros regadíos de l'Horta fueron cosa de los iberos, hay un largo camino, resultando una hipótesis bastante discutible y que no puede apoyarse aún en una base arqueológica que la sostenga.

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