Estos valores iban más allá de su propio interés económico particular, en beneficio de una gestión colectiva descentralizada que garantizaba sus derechos frente a fuerzas externas al sistema hidráulico, o los intentos de alteración arbitraria de su statu quo por los poderes públicos o privados.
En definitiva, el control local que han practicado los regantes de esta zona entre Paterna y Puçol desde hace cerca de mil años, ha sido la mejor forma de gestionar de una manera estable y autónoma estos espacios hidráulicos situados en el frágil corredor ecológico de la llanura de Valencia. Una manera, sancionada a través de la práctica ininterrumpida de una serie de costumbres, pero también sometidas a la aplicación puntuales de adaptaciones o novedades, todas recogidas en sus reglamentaciones. Unas ordenanzas que, como depositarias de la memoria social de la Comuna de Moncada, recogen en sus páginas la acumulación de experiencias sobre las estrategias utilizadas en el pasado para gestionar sus recursos hidráulicos.
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