Dicho binomio tomaría el borde urbano y la huerta periurbana como un único conjunto que superara la progresiva degradación y colonización de la segunda, dada la natural inercia de una ciudad que crece absolutamente desarticulada sobre ella misma. Podríamos afirmar, en relación con Valencia y los municipios de l´Horta Nord, que durante los últimos decenios, se ha considerado su suelo no urbanizable como un espacio vacante disponible para el crecimiento urbano a bajo precio. Sin embargo, hoy por hoy no podemos ignorar el valor paisajístico, ambiental y cultural de determinados espacios no urbanos sin cuya existencia nuestro futuro bienestar se vería seriamente comprometido. Por ello, proponemos una nueva transición armónica ciudad-huerta que no subyugue en términos de fuerza ninguno de los dos elementos, y resuelva el encuentro entre ambas partes del binomio de una manera equilibrada. Para ello, se intentará que ningún elemento haga de límite -como desafortunadamente sucede hoy con los viarios de tráfico rápido y valla de doble torsión-, sino que se planifique un espacio, donde se fundan progresivamente la ciudad y la huerta, en un espacio común compartido por ambas. En definitiva, este nuevo planeamiento ha de permitir que la huerta vuelva a entrar en la ciudad y las nuevas edificaciones en los espacios verdes, relacionándose los elementos en igualdad de condiciones sobre la franja irregular que constituye el privilegiado mosaico agrícola sobre el que proyectar el territorio.
C. ALONSO BURGAZ, "Donde se unen ciudad y huerta. Elementos de articulación", en J. V. FRECHINA et al. (coord.), Actes del III Congrés d’Estudis de L’Horta Nord, Editorial Universitat Politècnica de València, Valencia, 2011, pág. 611-625.
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