EL PAISAJE PRODUCTIVO DE LA ACEQUIA: UN PAISAJE CULTURAL

L'HORTA COMO PALIMPSESTO

Palimpsesto VS tabula rasa. La huerta no es una tabula rasa. Si entendemos el territorio como un palimpsesto en el que se evidencian la superposición de múltiples capas y patrones: la red de riego, la red de caminos, el tapiz agrícola, la memoria intangible de los regantes, etc., podemos llegar a la conclusión que la superposición de estas mismas capas, y su estrecha y compleja relación evolutiva a través del tiempo, han sido elementos clave en la configuración de la historia de este paisaje.

El paisaje agrícola de la huerta queda definido, además de por los elementos hidráulicos, por los caminos, los pueblos, las alquerías, o el parcelario rural, todos ellos integrantes básicos de su singularidad. Con todo, ya no se puede poner en duda el interés patrimonial de nuestra huerta de valor histórico, arquitectónico, etnológico, técnico, medioambiental y paisajístico.

La identidad de l´Horta permanecerá en tanto en cuanto permanezca la memoria colectiva, que constituye este paisaje cultural. Un paisaje que nos revela que el patrimonio más importante de nuestro territorio es nuestra propia historia, preparando sobre ella la base que de soporte a futuras propuestas de acercamiento al legado y nos proyecte hacia el futuro. En definitiva, una memoria del territorio, que a modo de substrato arqueológico, y como referencia fundamental del paisaje local, desentrañe sus propios procesos y dinámicas de actuación.

 

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