En muchas parcelas de cultivo de huerta aparecen texturas del suelo franco-arenosa e incluso arenosas. Esta situación obedece a un proceso desarrollado reiteradamente por el hombre para favorecer la capacidad agronómica de ciertos suelos. Determinados cultivos, y en particular los que desarrollan las partes cosechadas bajo tierra (patata, chufa, cacahuete, zanahoria,..) suelen preferir suelos permeables y aireados, donde la textura favorece la formación de tubérculos y el engorde de ciertas raíces. Para conseguir estas condiciones, los agricultores han ido incorporando periódicamente arena mediante el acarreo de este material desde la fachada litoral próxima, en un proceso que se ha mantenido hasta nuestros días. La arena era cargada durante el invierno y aplicada posteriormente al terreno, bien directamente o bien después de haber estado un periodo de tiempo incorporada al abono orgánico que los agricultores obtenían de los restos y basuras producidas de la propia actividad (corrales y cuadras) o de los núcleos de población cercanos, incluida la propia ciudad de Valencia. Josep Duran y Martínez, médico de Meliana, en la obra Topografía Médica de Meliana, describe así la costumbre de los agricultores de la comarca en la primera mitad del siglo XX: “...En los días laborables, todavía de noche, se pone en marcha hacia la capital, donde pasan la mañana, una caravana formada por más de 200 carros y hombres (fematers), a donde se dirigen en busca de basura e inmundicias de las casas”.
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