EL MANTO

Caminando por el manto natural

Desde el piedemonte y los relieves litorales del interior hasta las playas y dunas del litoral, la Real Acequia de Moncada atraviesa un espacio físico en el que, a pesar de la intensa actividad de la especie humana a lo largo del tiempo, pueden identificarse todavía las huellas de paisajes y hábitats naturales y humanos preexistentes, de gran significación.

El medio físico sobre el que se asienta el canal de la Real Acequia de Moncada presenta rasgos heterogéneos. Desde las últimas estribaciones del Sistema Ibérico, pasando por el secano característico del piedemonte, la llanura aluvial tan característica del golfo de Valencia y los marjales y sistemas litorales a orillas del Mediterráneo, el paisaje va modulándose en función de múltiples factores como son el clima, el suelo, la vegetación o la propia actividad de las sociedades humanas. Es un territorio marcado intensamente por la acción antrópica, en el que los rasgos que lo identifican vienen condicionados por la aridez, la influencia amortiguadora del mar Mediterráneo y por la larga trayectoria de usos y actividades humanas que hacen que los hábitats naturales primigenios sean prácticamente inexistentes a nuestros ojos. En definitiva, un escenario en el que las acciones constantes sobre el suelo, el agua y la vegetación, por usos como la agricultura, la ganadería, o sobre todo, la actividad urbanizadora de los últimos años, dificultan la posibilidada de interpretar cómo serían estos paisajes en su origen y cuales eran las claves de equilibrio ecológico y sostenibilidad con el medio. A pesar de estas alteraciones y perturbaciones, es un territorio en el que, todavía se pueden identifican valores y recursos naturales dignos de mención y conservación.

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