EL RIEGO A MANTA

El riego a manta

Muy probablemente, la irrigación más antigua fue la que aprovechaba las crecidas anuales de los grandes ríos alóctonos inundando las tierras de cultivo. Una vez pasada la avenida, la inundación total de la parcela dejaba que el agua se infiltrara dentro de la tierra, depositando las materias sólidas que trasladaba, y que posteriormente, se transformarían en nutrientes para las plantas. Este tipo de uso del agua presuponía un solo riego anual y concedía escasa autonomía a las comunidades agrícolas.

 

El agricultor puede decidir la manera, tiempo y forma en que el agua entra en cada parcela, en función de sus necesidades. Después de la inundación controlada del campo, el agua se infiltra en la tierra y una parte importante de la misma queda como reserva para ser utilizada por las plantas, y otra, percola a capas más profundas, se integra progresivamente en el manto freático superficial y, más a largo plazo, en el freático profundo.
De esta manera, los sistemas de conducción del agua por gravedad y su posterior utilización para el riego por inundación, introducen en el manejo de la agricultura irrigada un fuerte componente de autonomía en las decisiones de los agricultores y agricultoras.

 

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