Drena una cuenca, cuya cima está en las aristas areniscas de la sierra Calderona. Allí recibe el nombre de barranco de Olocau; cruza la llanura de Bétera con un ancho cajero trenzado (braided) y se estrecha notablemente a la llegada a la huerta de Valencia, aunque su potencial área de inundación se extiende desde Tavernes Blanques hasta Massamagrell.
Desde siglos atrás, sus aguas desbordadas han llevado a menudo la tragedia a los pueblos de la comarca. Un testigo patrimonial de primera mano de estas revenidas del pasado, son los restos del Paretó de Alfara, obra de ingeniería del siglo XVIII construida para la defensa del pueblo de Alfara. Más hacia el presente, mucha gente aún recuerda el año 1949, cuando una espectacular avenida se llevó el puente de la carretera de Barcelona y causó varias víctimas mortales. Unas obras de canalización reciente, excesivamente duras en el tramo bajo, han de impedir futuros desbordamientos.
La acequia de Montcada supera esta gran barrera natural gracias al popular cano del Carraixet -un gran sifón extendido en el cauce del barranco entre Alfara del Patriarca y Vinalesa-, construido por la comunidad de regantes en el año 1632, y posiblemente una de las obras de ingeniería hidráulica privada más importante de tierras valencianas durante aquellos años. A partir de este punto geográfico, es frecuente la aparición de agua en el cauce del barranco, que va haciéndose cada vez más abundante hasta su desembocadura marina cerca la ermita de los Peixets, ya en tierras de Alboraia. Tradicionalmente, las aguas de este último tramo fueron aprovechadas para el riego de los francos y extremales de Rascaña, a través de norias o los populares azudes del Carraixet.
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