El medio físico de nuestra tierra y el régimen de lluvias mediterráneo son las dos claves naturales que obligaron a nuestros antepasados, desde época romana y, especialmente, durante época musulmana (hace más de mil años), a domesticar el agua, a organizar los sistemas de acequias, a estudiar la inserción de los molinos en ellas, y a establecer las pautas de organización y convivencia más racionales para su reparto pacífico, en tiempos de abundancia y, sobre todo, de escasez y sequía.
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