Tradicionalmente, este barranco conservaba restos de vegetación palustre e incluso manantiales y surgencias que permitían una circulación permanente del agua hacia la costa. Su lecho, hondo y llano entre Godella y Massarrojos, drenaba sus caudales hacia los acuíferos de la zona húmeda conocida popularmente como marjal de Montcada. El desmantelamiento de esta depresión terminaba a la altura de Carpesa, en los alrededores de la fuente de Santa Ana, donde empezaba el paleocanal de la acequia de la fuente, inicialmente un canal en la órbita de la jurisdicción de los históricos Francos y Marjales de la ciudad de Valencia. Aunque a partir del siglo XVIII su tramo entre Carpesa y Alboraia se vinculó estrechamente al área irrigada por la acequia de Rascaña. Este último canal del margen izquierdo del Turia, cruzaba por encima de este paleocanal en el lugar conocido popularmente como el Rincón del Anillo, entre la partida rural del mismo nombre y la línea fronteriza del término de Tavernes Blanques.
Desgraciadamente, una desafortunada intervención de la Confederación Hidrográfica del Júcar artificializó este corredor verde, arrasando la vegetación de sus márgenes. Esta actuación, innecesariamente dura, desvió el cajero de los dos barrancos hacia el cauce del Carraixet mediante dos canalizaciones, con el fin de evitar los daños causados por las crecidas en la antigua carretera de Barcelona y en el Palmaret de Alboraia.
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