La agroecología y los canales cortos de comercialización, o sea, volver a alimentar a las ciudades del entorno con las tecnologías adecuadas, son la mejor vía para recuperar la huerta, conservarla, hacerla crecer (en lugar de pensar en su disminución y deterioro) y contribuir de esta manera a un modelo alimentario más saludable, sostenible y soberano. La huerta está viva y ya está produciendo estos emprendedores innovadores. En los últimos años, y en paralelo a la degradación del tejido tradicional agrario y la crisis de los modelos productivos dominantes, han surgido numerosas iniciativas de jóvenes agricultores que están poniendo en marcha esta nueva manera de recuperar la'agroecologia de siempre, pero a través de un nuevo enfoque.
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